Nayar Rivera
El deshielo. Apuntes del paraíso

Este libro se inserta en la tradición del ensayo latinoamericano y le añade una nueva perspectiva a dicho género al inscribirse en un territorio dual que aborda la relación –muchas veces conflictiva– entre México y su vecino del norte, la cual queda expresada por medio de una profunda meditación realizada desde diversos ángulos. El deshielo es una suerte de polifonía emitida desde la actualidad, a partir de una mirada sobre dos ciudades emblemáticas: Nueva York y la Ciudad de México y sus respectivos habitantes, que nos acerca a dos mundos radicalmente diferentes que ocupan un solo continente. Es igualmente una reflexión personal y colectiva que nos introduce en una galería de espejos que reflejan y son reflejados al mismo tiempo que no obstante su carácter caleidoscópico, permite aprehender con precisión la realidad presente de este mundo americano que se expresa tanto en inglés como en español.
–Michael Schuessler
Reglas de urbanidad despliega poemas de rara elegancia, de acendrada limpidez en su dicción y en dibujo, que son al mismo tiempo cantos de furia y de entraña.
Una apuesta radical por los poderes de la metáfora, por el magnetismo de las atmósferas y por la plenitud estética del lenguaje se alían en Reglas de urbanidad a una experiencia apasionada del frágil mundo real y del agudo instante vivido. Nayar Rivera los vive y los contempla desde su reflejo -al mismo tiempo asombrado y escéptico- en un más allá de la realidad y del instante.   
  –José Joaquín Blanco
La delegación Iztacalco publicó el libro En la casa de la sal. Monografía, crónicas y leyendas de Iztacalco, obra de Nayar Rivera bellamente editada por Centro Editorial Versal […] en la que se describe lo que fue hasta los 50 una comunidad rural, con sus chinampas y su intenso comercio de verduras y flores. En el actual territorio de la delegación estuvo una de las célebres escuelas de pintura al aire libre, precisamente en Santa Anita, lo que le mereció a esta localidad el título de Barbizon mexicano, por la población cercana a París donde se establecieron los impresionistas franceses.
–Humberto Musacchio